POR QUE LOS CATÓLICOS NO CELEBRAMOS HALLOWEEN

POR QUE LOS CATÓLICOS NO CELEBRAMOS HALLOWEEN

No es coherente para un católico celebrar Halloween, ya que es una fiesta que resalta “todo lo opuesto a Dios”, más bien debe festejar la vida, “el amor y la paz de Dios”.

Apoco un judío, ¿disfrazaría a su niño de Hitler?, ¿a una persona asaltada, le gustaría vestir a su niño asaltante? ¡Por supuesto que no! para nadie es gracioso vestirse como sus enemigos. Y entonces ¿por qué a los católicos nos parece aceptable disfrazar a los niños de los enemigos de Dios?

Si disfrazamos a los niños de diablos y brujas y decoramos las casas con calacas, calabazas de siniestra sonrisa, gatos negros, vampiros, y otros objetos tenebrosos, entonces estamos celebrando la muerte, las tinieblas, el miedo, lo monstruoso, lo repulsivo, el diablo, todo lo opuesto a Dios.

No nos dejemos engañar por la publicidad y por el comercio, que nos quiere hacer creer que es divertido vestir a los niños de ‘diablos y brujas’ y colgar en nuestras casas toda clase de artículos de horror.

Recordemos que el diablo no es un personaje simpático y mucho menos un invento. Su existencia es real, es un ser espiritual, enemigo de Dios, promotor del mal, que sólo busca nuestra condenación.

Los católicos debemos celebrar la vida, no la muerte; el bien, no el mal; imitar a los santos y no a los enemigos de Dios.

Expresemos nuestra fe en que, con ayuda de Dios, el bien siempre triunfa sobre el mal, los buenos le ganan a los malos y la luz derrota la oscuridad.

El 31 de octubre, o mejor aún, el 1 de noviembre, hay que celebrar por todo lo alto la fiesta de todos los santos.

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